Más alimenta el pan casero que el que vende el panadero
(Refrán tradicional)
En uno de los cursos de pan de este otoño, los panes que hicimos se hornearon de manera diferente, con resultados muy dispares. Después de darle algunas vueltas, se me ocurrió sobre la marcha preguntarme si dependería del tipo de cesto o banetón en el que habían pasado su segunda fermentación.
Fue una mera observación superficial en aquel momento, que no dejó de rondarme por la cabeza las siguientes semanas. Intentaba explicarme a mí misma por qué alguna de las hogazas había greñado mal y el resultado había sido rico pero no tan bonito. En mente tenía dos factores que podían influir en el resultado:
- Obviamente, la técnica de formado de cada persona y la tensión lograda en la forma final de la masa.
- El grado de sequedad superficial de la masa, que permitiría un mejor/pero greñado. En esto último podía tener alguna influencia el tipo de cesto utilizado para la segunda fermentación.
De esa reflexión surgió este experimento: ¿Influye el material y porosidad de la superficie en la que dejamos fermentar nuestra masa antes de ir al horno en la greña y en el resultado final de nuestro pan?