¡Pues toma tres tazas!
Tenía que ser un viaje de celebración familiar, paseos por la naturaleza, relax profesional y de nuestras particulares aficiones individuales, un tiempo para compartir... O sea, me había prometido a mí misma no dar la lata con el pan, las panaderías del camino o nada que se le pareciera.
Y según vamos llegando a Cazorla, el primer edifico a la entrada de la ciudad es... una antigua harinera.
Pero más divertido aún fue la llegada a nuestro apartamento. Con una reserva hecha por internet meses antes y sin saber muy bien dónde íbamos a parar, no podía ser de otra manera: ¡justo enfrente teníamos esto!
Y en ella preparaba un surtido pequeño de panes tradicionales. Eso sí, muy ricos y bonicos como éste de 250 gramos (la hogaza la tenían también de medio kilo y de kilo).
No contentos con ello, nuestra primera visita turística aquella misma tarde incluía entrada para tres visitas: las ruinas de la Iglesia de Santa María y la Bóveda sobre el río Cerezuelo debajo de la Iglesia y la Plaza de Santa María, el Centro Temático Frondosa Naturaleza, y el Centro de Interpretación Hidráulico "Los Molinos del río Cerezuelo".
El río Cerezuelo alimenta el molino que nosotros visitamos, único remanente de un grupo nutrido de ellos que en el pasado abastecían Cazorla y sus alrededores de harina de trigo y otros cereales molturados.
En el Centro de interpretación pasamos una magnífica tarde, con una visita guiada que se resumen en estas fotos.
De un lado pudimos visitar la estructura de molienda reconstruida.
Con la propia energía del molino y el tornillo de Arquímedes (foto de abajo a la derecha) durante varias décadas se impulsó un generador de electricidad que permitía un doble aprovechamiento del caudal del agua.
De otro lado, y a través de una estrecha ventana pasadizo, pudimos ver el rodete horizontal original que impulsaba el mecanismo de molienda que acabamos de ver.
Y en otra sala, a la que se vertía la harina molida, estaban instalados los tamices de harina, con distintos calibres de malla. Los tamices, circulares, y con algo de inclinación permitían el paso de la harina de un extremo a otro para obtener desde la harina flor, muy blanca según entraban por el extremo de la derecha de la imagen (zona menos traslúcida, de malla con agujero muy fino), hasta la harina casi integral del extremo izquierdo. El salvado más grueso que quedaba se utilizaba para alimentación animal
.
Junto a la maquinaria -original y recreada- había una buena colección de paneles informativos sobre la Panadería y sobre la vida del molinero.
Tras un comienzo tan panarra de estas vacaciones familiares, no quedó sólo ahí la aventura.
Cuando visitamos el Castillo de la Yedra, en la propia ciudad de Cazorla me llevé otra doble sorpresa.
De un lado, dentro de la torre había una maqueta de miniaturas que reproducía la trilla y ensacado del cereal.
De otro lado, en el patio del castillo estaba montada una exposición de arados y trillos.
En este viaje hicimos muchos kilómetros por la provincia de Jaén. Visitamos alguna de sus localidades señeras, como la propia capital (maravilloso Castillo de Santa Catalina) y las ciudades renacentistas de Úbeda y Baeza.
En Úbeda nos llevamos una sorpresa, que luego fue desconcierto. En un comercio local en el que vendían productos de alimentación típicos de la zona encontramos este cartel.
Me hizo tanta gracia que subí esta foto a mi Facebook. Y claro, además de las bromas propias de todos los colegas y aficionados (¿los hacían a medida? ¿Con envío a domicilio? ¿Podían sustituirse si luego no hacían bien el pan...?) nuestro amigo Panarras.com me escribió asombrado: ¡la foto del cartel está tomada de su blog! Sí, sí: una foto que hizo su mujer para una de las entradas memorables que nos deleitan: Cortezas crujientes.
En la tienda pregunté el significado del cártel y me dijeron que en la sierra llamaban panarras a las hogazas grandes de pan recio. Y que sólo las vendían por encargo previo. Eso sí, no conseguí que me dijera de dónde salía la foto del cartel, pues las hogazas que vendían no se parecían en nada a esa foto y sí mucho más a la de la Panadería frías que está al principio de esta "historieta de viaje".
La verdad es que nuestro país tiene un grave problema con la falta de respeto a la propiedad intelectual y la autoría de obras ajenas, sean textos, imágenes, videos... Parecemos pensar que cualquier cosa que esté en internet es de dominio público y no es así. En la mayor parte de los casos, contactando a la persona que publica la imagen, por ejemplo, podremos obtener su consentimiento para hacerlo, especialmente cuando son imágenes de aficionados. Como mucho, uno suele exigir que indiquen el origen de la foto (nombre del autor, blog o web donde está publicada...). Cuando son textos o imágenes de quienes no se dedican profesionalmente a la publicidad, lo normal es que hasta haga ilusión, eso sí, siempre que le citen a uno al mostrar su trabajo.
Nuestra ruta nos llevó por innumerables castillos: el de la Hiedra ya mencionado, el de la Iruela en una posición impresionante, y en la Sierra de Segura, el castillo de Segura de la Sierra (me encanta ese baile de palabras). Realmente uno llega a apreciar lo que supuso vivir en estas tierras entre los siglos XII (cuando el rey Fernando III -el Santo- toma muchas de estas plazas) y el siglo XV (Cuando caen primero el reino de Málaga y luego el de Granada ante los Reyes Católicos). Vida en la frontera en poblaciones habitadas por cristianos, musulmanes y judíos, villas fortificadas, castillos ciudadela con rediles amurallados para sobrevivir asedios con agua, ganado y trigo.
El castillo de Segura de la Sierra (villa en la que naciera Jorge Manrique) estuvo en manos de los Caballeros de la Orden de Santiago, así recompensados por su ayuda en la Reconquista de la Villa. En el interior, en la actualidad, se han recreado las distintas construcciones efímeras que debieron existir para servicio del castillo: herrería, cantería... y cómo no, el horno para pan, al que debía ir adosada una o dos habitaciones como almacén de harinas y sal de preparación de masas.
Sin duda, este viaje nos dio oportunidad de conocer mejor nuestra tierra andaluza. Viajar por Jaen es como navegar entre olivos, en días de calma -el valle- y tormentosas momentos -esas carreteras y pistas forestales- en las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas
Es asombroso hasta qué altura cultivan los olivos, es sorprendente admirar las ardillas y zorros cruzar la carretera, o en la Sierra, ver los ciervos y corzos a escasos metros de donde conducíamos... o admirar el vuelo de las rapaces.
Pero todo el viaje comenzaba y terminaba en Cazorla, una villa donde también los panaderos reclaman su lugar en la sociedad. Frente a las tiendas de pan precongelado, panaderías antiguas y pequeñas como Frías, o mayores y más modernizadas como el Horno de Jose A. García (en el que los dependientes no tocaban el dinero, sino que se pagaba a través de una especie de cajero automático, tipo parking, pero en miniatura), hacía defensa cerrada en torno al pan bien hecho.
No puedo añadir más, salvo las gracias a toda la gente que encontramos en cada una de las poblaciones, museos, torres y castillos que visitamos, que nos hicieron favores, nos dieron explicaciones y, siempre, nos regalaron sonrisas y amabilidad.
PS.: Dedicado a todos los lectores que no sólo buscan recetas en este blog,
sino aventurillas panarras variadas.
Que maravilla. Gracias por compartir esta experiencia con nosotros.
ResponderEliminarpero que lujo maravilloso!!…. lo mejor de la bloggesfera!
ResponderEliminarun besote. JM
Que lujazo!, he disfrutado leyendote, me ha encantado.
ResponderEliminarSoy de Sevilla y desde septiembre vivo en Cazorla. Hace un año que te sigo y desde hace un mes me dedico a hacer pan casero y venderlo, pues mis ansias de experimentar con el pan son demasiadas y no podía consumir todo el pan que producía. Me han parecido bastantes casualidades como para comentarlo. Me ha dado pena, no saber que venías de antemano para recomendarte un pan casero que se produce aquí y que se puede comprar en la plaza de abastos, el pan del Palomar. Es el que a mi parecer mas se parece al verdadero pan artesano y casero. Saludos desde Cazorla y estoy encantada de que hayas disfrutado de mi nueva tierra de adopción.
ResponderEliminarBuenas tardes, este mes me he sumado a la propuesta de Bake the World con una receta tuya de pan brié, espero que no te moleste, elegí la tuya porque es la que más me gustó, bueno, mejor dicho, me gustó todo el artículo, por supuesto he puesto el enlace a la tuya.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus post y por compartir tanto con todos nosotros.
saludos,
Vicky
Buenas tardes, este mes me he sumado a la propuesta de Bake the World con una receta tuya de pan brié, espero que no te moleste, elegí la tuya porque es la que más me gustó, bueno, mejor dicho, me gustó todo el artículo, por supuesto he puesto el enlace a la tuya.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus post y por compartir tanto con todos nosotros.
saludos,
Vicky
Pues vaya viajecíto!!! Fantástico y memorable!! Te explicas con un amor que yo ta saldría ahora mismo para Cazorla!! :) Besos
ResponderEliminarEsto es como para creer en el destino (panarra). Qué bueno lo de "panarras por encargo". Ya sólo falta otro cartel que diga "Pon un Panarra en tu vida".
ResponderEliminarGracias por compartir tus experiencias e inquietudes. "Talmente" como si uno mismo lo viviera. Literatura de viajes, vaya.