¡Pide un deseo!

Uno de los días más emocionantes de mi vida

¡Gracias, Miramitaderomero!

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Desde que tengo recuerdo de ello, el día de mi cumpleaños ha sido siempre muy especial y emocionante para mí: un caluroso día de verano, en general. Aunque de niña suponía no poderlo celebrar con las amigas del cole, a cambio, tenía toda una pandilla veraniega de pueblo de interior para festejarlo. Me encantaba vagabundear un rato por mi cuenta (cuando ya tuve edad para ello). Y casi siempre había para la comida o la merienda una rica tarta de bizcocho, rellena de crema pastelera y cubierta de chocolate derretido, hecha por mi madre.

En este momento de mi vida, el día del cumpleaños sigue siendo un momento apasionante y emocionante. Es para mí un día en el que paso revista a cuanto de bueno tengo que agradecer al año que pasó (y suele ser mucho) y hago planes y busco anhelos para los doce meses siguientes. Es un día en el que intento lograr la calma dentro de un espíritu general de euforia y entusiasmo.

Y desde aquellas tartas de bizcocho, crema y chocolate, nadie me había hecho una tarta. O la preparaba yo (como para tantas otras reuniones familiares) o alguien traía una de una confitería. Por eso hoy que mi hija de 11 de años (Miramitaderomero) ha hecho su primera tarta  es un cumpleaños tan especial. Ha sido muy emocionante, porque la ha preparado a escondidas y la tenía en la nevera de casa de una de las abuelas, para que yo no la viera.

Como es una gran curiosa y le gusta experimentar, utilizó el "argumento" de estas recetas (tarta de hojaldre, crema de queso y mermelada y tarta rápida de queso y dulce de nísperos), transformando la base de hojaldre -aún no le dejo usar el horno a solas- en una base de de copos de maíz (cereales de desayuno tipo corn flakes) triturados con canela, azúcar y mantequilla. Y el resultado fue increíble, delicioso y, sobre todo, conmovedor postre para la comida familiar.

El resto del almuerzo -en este caso preparado por mí- ha sido veraniego: una gran ensalada, una focaccia y una deliciosa quiche, de bacon, cebolla caramelizada y parmesano.

La focaccia está siendo uno de los platos estrella del verano. 

He vuelto a repetir la idea de la Focaccia Farcita, aunque esta vez el relleno llevaba:

Tomates cherries de huerto casero y queso de cabra

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Y por último, albahaca de nuestra terraza

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Resultó ser una delicia con la sorpresa de que los tomates no se deshacen o revientan en el interior. Al comerla encuentras que revientan en la boca, inundándola de sabor, humedad y dulzura.

Para preparar la quiche, comencé con una masa quebrada con la que forre un molde de tarta de 22 cms. Lo pre-hornée a ciegas (en vacío) y luego lo rellené y terminé de hornear. La comimos templada con la ensalada.

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Ingredientes para la masa quebrada

250 gr. harina de repostería (floja)

125 gr. de mantequilla cortada en dados

3 gr. sal

30-45 ml. agua muy fría (de la nevera, por ejemplo)

Método de elaboración
En un cuenco pesar la harina y añadir la sal y la mantequilla en pedazos.

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Con un cortador de mantequilla o un triturador de patatas o un tenedor grande mezclar la harina y la mantequilla hasta lograr que esta se convierta en pedacitos muy pequeños y que el conjunto parezca un pan rallado de molido grueso e irregular.

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Añadir el agua a la masa poco a poco compactándola con la mano para formar una bola. En el momento en el que la masa esté unida, dejar de añadir agua. Puede requerir más o menos según la harina utilizada y la humedad ambiente.

Amasar ligeramente la masa para que quede bien unida. Formar una bola y darle un reposo de 15 minutos en la nevera. Podría congelarse la masa (bien envuelta en film plástico) en este punto, para utilizarla otro día o para otra preparación.

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Extenderla con rodillo entre dos hojas de papel de hornear, hasta que tenga dos o tres milímetros de grosor y tamaño suficiente para forrar el molde elegido.

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Preparar el molde, engrasando el fondo y las paredes y forrando el fondo con una hoja de papel de hornear, también engrasada.

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Pinchar la masa con un tenedor para que no se hinche y enrollándola en el rodillo trasladarla al molde. Colocarla con cuidado y sellar cualquier rotura con un pedacito de masa. Recortar el borde y hacerle un "repulgo" decorativo.

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Meter el molde en la nevera para que se enfríe y endurezca la masa. Así quedará más crujiente y se cocerá sin encoger en exceso. Entretanto calentar el horno a 180º.

Hornear la masa cubierta con papel de hornear arrugado y alubias o pesos de cocción, para que no se hinche, durante 10 minutos. Sacar los pesos y el papel de hornear y hornear otros 10 minutos.

En este momento se puede enfriar y congelar la masa para hacer la quiche en otra ocasión.

Ingredientes para el relleno

Aceite de oliva

2-3 cebollas rojas cortadas en aros

200 gr. bacon o jamón ahumado

200 ml. nata de cocina

2 huevos

100 gr. parmesano

sal y pimienta al gusto

Método de elaboración
En una cazuela, y con un fondillo de aceite (poca cantidad) pochar las cebollas a baja temperatura hasta que se empiecen a enternecer. Añadir el bacón o jamón finamente picado.

Cocinar a baja temperatura. La mezcla de cebolla y bacon soltará líquido. Cuando vuelva a quedarse en grasa, apartar del fuego. Suelo hacer esta preparación con antelación.

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Verter la mezcla en el molde con la masa quebrada pre-horneada.


En una ensaladera batir la nata con los huevos y el parmesano. Salpimentar.

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Verter la mezcla de nata, huevos y queso en el molde preparado con la masa pre-horneado con el jamón y la cebolla.

Hornear a 180º durante 25-30 minutos, hasta que esté dorada la superficie y al pinchar con una aguja salga limpia.

Dejar templar antes de desmoldar. En caliente es muy frágil y se parte con facilidad. En frío se manipula muy bien.

Puede tomarse tibia o fría, acompañada de una buena ensalada verde.

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