domingo, 21 de agosto de 2011

Crónicas de Galicia IV

El pan de Neda - Primera Parte


Neda es una población pequeña, de unos 5.500 habitantes, cerca de El Ferrol, dentro de la ruta del camino inglés a Santiago de Compostela. Y yo, inculta, ni siquiera conocía su existencia.

Pero es que ni siquiera a través de la interactiva red de El Foro del Pan había conseguido localizar panaderías de interés en la zona de Ares... y gracias a una visita de vecinos de urbanización descubrimos que existía. Y fue un comentario casi de despedida en todos los sentidos de la palabra: uno de los amigos de nuestras amigas provenía de una familia panadera  y tras una larga conversación sobre pan, al separarnos nos dijo que existía una "Ruta del Pan de Neda", aunque no nos pudo dar muchos más detalles. Despedida también porque nosotros nos marchábamos un par de días después. Era un fin de semana.

Santa Internet vino a nuestro rescate. Rápidamente localizamos algo de información (un reciente artículo en la revista Origen en la que ha estado trabajando  varios meses un antiguo estudiante de mis cursos de Relaciones Internacionales: ¡qué casualidad!). También encontramos un teléfono móvil de los organizadores de la Ruta del Pan de Neda, una empresa local de actividades culturales. Al día siguiente (domingo), hablamos con ellos. La verdad es que tuvimos que entender que ni el número de personas que éramos ni la premura permitía organizar la visita con tiempo y a un coste razonable. Tuvimos por tanto que renunciar a la ruta organizada como tal. Y es que después de leer la historia de la zona, se nos hacía la boca agua por acercarnos a ver, hablar y degustar sus panes.

jueves, 18 de agosto de 2011

Crónicas de Galicia III

Las pequeñas tahonas de los pueblos me sorprendieron por el tamaño de sus panes, en general pequeños. Lejos estaban de la memoria que yo guardaba de esos grandes panes gallegos vendidos al peso. Y esto me intrigaba. Hasta que el sábado nos paseamos por el mercado de Pontedeume. Allí, en cambio, los puestos de panes, bollas y empanadas relucían con sus mercancías, incluso bajo la desapacible lluvia del día.

Nos habían recomendado un puesto en concreto, de panaderos de A Laracha. Lástima que no me quedé con el nombre para enviarles las fotos. No sólo me respondió a todas mis preguntas la vendedora, sino que me dejó hacer fotos sin parar.

martes, 16 de agosto de 2011

Crónicas de Galicia II

Nuestro viaje a Ares es un capítulo de una larga amistad. La vida tiene esas cosas mágicas que llegan a sorprenderte: después de haber vivido toda mi infancia  y adolescencia en Bilbao, ha sido gracias a mi marido que he conocido a L&L hace ya 16 años. Nos han acogido en su casa en Bilbao, no les ha importado compartir apartamento en Madrid sólo con la excusa de vernos un par de días... y nos han  hecho un regalo de lujo al invitarnos a su casita veraniega en Galicia.

Una invitación con todo lujo de atenciones: comidas, excursiones, planes alternativos... pero lo mejor, lo mejor, las horas de conversación, sentadas en el porche, rondando por la cocina  (haciendo como que aýudábamos a preparar las pantagruélicas comidas) o en torno a la mesa, y en el coche camino de algún rincón que descubrir.

Por eso, estas crónicas de Galicia son crónicas de amistad: les faltó tiempo, al saber mi interés por el pan, para hacerme descubrir las tahonas locales, hasta el punto de reprogramar actividades y hacer escapadas mañaneras por sorpresa.

domingo, 14 de agosto de 2011

Crónicas de Galicia I

Ha sido una semana de caminos y comida, de pan, mar y montaña. Conozco poco Galicia, pues sólo habia pisado esta tierra un par de veces y por pocos días. Y en realidad, fueron un par de escapadas profesionales, con lo que eso significa: aterriza en un aeropuerto, coge un taxi, cena con colegas, hotel de convenciones, días de reuniones, alguna cena por calles desconocidas, taxi, aeropuerto y a casa.

Pero me he tomado la revancha en la semana que nos tomamos de vacaciones viajeras. Y creo que será la primera de muchas visitas más a Galicia (no profesionales, espero). Me ha subyugado todo: el paisaje, el clima (sí, el clima, que para sol tengo el sevillano el resto del año), el mar, la comida, su gente (especialmente sus mujeres).

Las comarcas de Ares y Mugardos nos han acogido con sus días ventosos, de sol y lluvia a la par, sus noches frescas (de edredón en agosto, si me lo cuentan no lo creo). Y sobre todo, sus panaderías. Sin entrar ahora en la calidad de sus productos, al menos en Galicia existen las pequeñas panaderías en cada rincón de su geografía. Quizás por su población dispersa, quizás por una mayor vida tradicional... la realidad es que ha sido un placer "panarra" el viaje. Y de eso van estas crónicas. No han sido demasiadas, pero algunas experiencias panaderas hay para compartir.

jueves, 11 de agosto de 2011

¡El mollete estrella!

Gracias, hija,
una artista panadera en ciernes

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Una nueva versión de los molletes... esta vez moldeada por la mano de mi hija mayor. Ella dice que es un "mollestre-ya".

A mí me recuerda mucho a Patricio -la estrella de mar, amiga de Bob Esponja- (Nota: el pasado comentario sólo es apto para padres/madres/abuel@s con hij2@s/niet@s en edad infantil).

Los molletes caseros siguen mejorando tras varios intentos (véase, Er mollete de Antequera y Muchos molletes ... sacan buenos mofletes). Gracias a los consejos de MMF voy, poco a poco, refinando la técnica y la receta. Pero como aún no se han cansado en casa, quedan por delante más oportunidades de experimentar.

Ya he añadido el retardado a la masa (punto conseguido). Y también he añadido la masa vieja, que le da profundidad al sabor (la mía, con un toque de harina integral). Mi siguiente tarea ha sido intentar controlar los tiempos de fermentación y de horneado.

Creo que este pan tiene tres claves:
1) una buena combinación de harinas repostería/trigo duro;
2) una cantidad de grasa (preferentemente manteca de cerdo) adecuada;
3) un escrupuloso respeto del tiempo de segundo fermentado y de horneado.