¡Y que podamos celebrarlo muchos años más!
El verano es un momento delicioso para las celebraciones familiares. Con un poco de suerte -y la hemos tenido- las temperaturas han dado una tregua y hemos podido celebrar una de nuestras cenas de terraza. Esta vez, el motivo eran los 45 años de la boda de mis padres: Bodas de Zafiro, le dicen.
La verdad es que como todo el mundo tiene más tiempo libre y estamos relajados, el ágape fue maravilloso. Nos reunió en torno a una larga mesa llena de delicias. Pero lo mejor de la mesa fueron los convidados sorpresa, que dejaron a mis padres con la boca abierta y las lágrimas asomando por los ojos.