Abriendo la puerta del infinito
panarra
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgq77ShNQ9TZhH9_u4qmEbPteHabM_VAD4vuZp2SpZz67pSJu0ifiop1dQUqTbWNm0WSk-V0DkdaMA3EO6oyOAJXx28nCxUupVi_rpc3zWFt9taXPgIg-T-oiiZJIORq8-DgCpBvTsH0k4/s1600/Blog+1.jpg)
Últimamente pienso que me he dejado llevar por
mis divagaciones en el blog. Me he perdido entre enzimas, procesos de
fermentación, experimentos de harinas más o menos raras... Las recetas se
vuelven más y más rebuscadas para darle algo de novedad a la cosa...
Así que hoy he decidido volver al principio. Hace tiempo que no me ocupo de la sección SOS, en la que poco a poco se va a construyendo un pequeño mapa de los ingredientes, procesos y utensilios panaderos.
Así que hoy he decidido volver al principio. Hace tiempo que no me ocupo de la sección SOS, en la que poco a poco se va a construyendo un pequeño mapa de los ingredientes, procesos y utensilios panaderos.
Y para volver a SOS, nada mejor que una
entrada que parta desde el principio. Y el principio de cada masa es la receta y
a partir de ella, pesar los ingredientes. Y en eso me voy a parar hoy. Y no, en
esta entrada no hay receta, ni siquiera la del apetitoso pan con el que se abre
la entrada (símbolo del infinito panarra).
¿Sorprendidos? Pues aunque no os hayáis parado
a pensarlo hay dos o tres cosas interesantes que decir sobre el hecho de pensar
y/o medir los ingredientes que vamos a utilizar. Y en este caso, no estoy
hablando de modificar una receta... sino de seguirla al pie de la letra.