lunes, 1 de julio de 2013

Sin dejar de crecer

Es ley de vida


Se hacen mayores... y van cambiando de etapa. Y por eso lo celebramos. No soy una gran artista de la repostería... pero en momentos así hay esmerarse porque los momentos de tránsito de una etapa a otra de la vida deben ser inolvidables.

Y nada mejor que seguir sacando partido a nuestros bizcochos de masa madre. Y por eso me lancé a hacerle esta tarta para compartir con sus compis de clase, en su último año de primaria.


En lugar de utilizar la técnica tradicional para preparar este bizcocho, que consiste en alimentar 250 gr. de masa madre activa con otro tanto de harina panadera y de leche, decidí hacer 750 gr. de MM activa de una sola vez a partir de una cantidad muy pequeña de masa madre. Utilicé 50 gr. de masa madre y una combinación de agua y leche equivalente a la receta tradicional (en la que lleva 125 de agua y 250 de leche): 350 gramos de harina de fuerza (para aguantar una larga fermentación nocturna) y 100 gr. de agua y 150 de leche. La pauta de alimentación fue, por tanto, de 1:7:7. Lo mezclé bien y lo puse a fermentar de una sola vez a lo largo de toda una noche a 24º. Por la mañana la masa madre estaba bien fermentada y nada ácida.


El resto del proceso fue el mismo para cada bizcocho, puesto que la tarta llevado dos planchas, una de  bizcocho de chocolate con masa madre y otra de bizcocho de limón y masa madre.

Aquí, en cambio, os traigo las fotos del montaje de la tarta. Es importante hacer los bizcochos con antelación, al menos 24-48 horas antes para que reposen. 


Al hacerse con masa madre, se conservan jugosos mucho tiempo. El hecho de dejarlos reposar permite manipularlos mejor y cortarlos con precisión, sin que el interior haya perdido nada de su humedad y untuosidad. De todas formas, si hubiera sido una tarta para comer en casa habría emborrachado los bizcochos con un almíbar, incluso con un toque de licor. Pero era una tarta para niños, para comerla en el colegio, en platos de plástico... y preferí que el bizcocho no estuviera excesivamente blando para evitar que la profesora se desesperara con la cantidad de tarta que terminaba en los pupitres o en el suelo.

Comenzamos sacando de una de las planchas -empecé por la de chocolate- un círculo con un aro de emplatar grande, de 24 cms. Para ello, coloco el aro sobre el bizcocho y presiono un  poco. 


Paso un cuchillo afilado, en vertical por el interior de la circunferencia y con ello puedo incrustar fácilmente el aro en la plancha.


Con cuidado retiro todo el bizcocho sobrante, que va a parar al taper de restos para meriendas (o para congelar y utilizar para hacer deliciosos postres de migas de bizcocho y mousse o helado).

Con una mandolina de tartas, igualamos la parte superior retirando la "corteza".


Y dividimos el bizcocho en dos capas.


Y ahora, rellenamos al gusto: nosotros, con mermelada de albaricoque. 


Apilamos la segunda capa de bizcocho de chocolate y la cubrimos de "cemento": ¿el preferido de l@s niñ@s? Crema de chocolate y avellanas, por supuesto.


Ahora hacemos el mismo proceso con el bizcocho de limón. Cortamos un círculo con el aro de emplatar y lo dividimos en dos capas.



Rellenamos al gusto, nuevamente nutella o mermelada de melocotón, apilando capa sobre capa. Y ya está nuestra tarta preparada para ser recubierta. Tiene una altura final de 8 centímetros.



Se pueden colocar las capas de bizcocho alternas y al partir queda impresionante (una capa oscura y una clara). Pero como en la clase de mi hija hay niños que no les gusta el bizcocho de limón, montado así era mucho más fácil de separar una parte de otra en las porciones.

Ahora queda la parte "artística": transformar nuestro bizcocho en un bonete de graduación. Elegí el color azul porque es el que han usado en el colegio para la pequeña "orla" de los niños que terminan primaria y pasan al instituto. Debo confesar que compré el fondant no sólo hecho, sino coloreado.

Lo primero, medí la circunferencia de la tarta. Estaba entre los 75 y los 80 cms. Decidí que yo era incapaz de estirar el fondant en una sola banda de más de 8 cms. de anchura y 80 cms. de lardo. Mi habilidad repostera no llega a poder cubrir una tarta con fondant, por lo que decidí:
1) Que cubriría la tarta "a cachos" sin más vergüenza;
2) Que dividiría la banda lateral en dos piezas de 40 cms.;
3) Que terminaría sellando con un círculo superior, recortado con el propio aro de emplatar;
4) Que no se verían mucho el apaño porque encima había que colocar la cartulina cuadrada que da remate al bonete.

Para lograr extenderlo sin gran desperdicio en línea recta, dibujé líneas paralelas de la anchura deseada con lápiz y regla en papel de hornear. Le dí la vuelta y las líneas me servían de guías, primero para el estirado y luego para recortar el fondant.



Preparé el círculo de fondant que cubriría la parte superior.


Y con todas las piezas preparadas, sólo queda cubrir la tarta.


Utilicé la mermelada de melocotón como pegamento, claro.


Como se ve claramente, uní las piezas a pellizquitos... no es un acabado muy profesional... pero como el toque final de decoración lo ocultaba y no soy muy manitas...

Eso sí, el acabado último era un cuadrado de cartón fino, de 26 cms. de lado (un par de centímetros mayor que la tarta en sí), forrado con papel aluminio, para que pudiera estar en contacto con la tarta y recubierto en la parte exterior de un cuadrado de cartulina azul en el mismo color que el fondant.


Un toque mágico fue la borla del bonete, que encontré de casualidad en una casa de cortinas, tejidos, borlitas, borlas y borlones. Era lo más pequeño que despachaban... y en casa "fabricamos" un cordoncillo de color parejo retorciendo hilo. Colocada sobre una pequeña peana hecha con un dummie redondo y una bandeja de servir tartas, quedó hasta airoso el bonete.



El efecto final era, cuando menos, simpático. Y por la rapidez con la que desapareció la tarta, debía estar hasta buena.

Hacer la tarta ha sido muy interesante,
pero mucho más ver crecer a mi hija estos años.

7 comentarios:

  1. Hola Circe!
    Muy bonita la entrada,la tarta y el impulso que te ha llevado a hacerla! Tus tartas de mm las he hecho asi que imagino que tu hija tiene que estar muy contenta!!Enhorabuena

    Rogelio

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  2. Te quedó precioso. Eres una artista en todo lo que haces. Mi niño mayor también terminó primaria. Nuevas etapas nos esperan de ahora en adelante...

    Besos.

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  3. Desde luego que tenía que estar buenísima. Que pases un buen verano.

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  4. Qué bonita historia, muchas felicidades a tu hija y a ti y ánimo para la siguiente etapa de su vida. ¡Con esos bizcochos tan ricos, seguro que va fenomenal! Muy bien gestionada la masa madre, eres genial, Circe. Un abrazo muy fuerte.

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  5. ay¡¡ circe...que me pongo sensiblera¡¡ felicidades por la parte que te toca...mi petardi como la llamo cariñosamente, acabó su etapa de primaria el año pasado..ha sido todo un reto éste año¡¡ primero de la eso (eso digo yo.....con lo fàcil que lo teniamos antes con 7º y 8º...)
    Ves yo de reposteria todavia no he probado un bizcocho con masa madre....como en casa no gustan mucho del toque ácido...me da un no sé qué que lo notaran....oye y muy bien el apaño art atak¡¡¡
    un besote¡

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    Respuestas
    1. Pruébalos, Carmeta. No salen ácidos...es como cuando preparas un bizcocho de yogur o con buttermilk.... la acidez desaparece con la chispa de bicarbonato que se le añade.

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  6. Es cierto crecen a gran velocidad ...pero éste regalo ha sido seguro delicioso.....me encanta darles éste tipo de sorpresas ..buen verano,besos

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